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caricatura: andrés edery / alfredo hernández

Pedro no es terrorista y Keiko no es democrática

Pedro no es terrorista, pero tiene vínculos con terroristas. Keiko no es democrática, su gobierno parlamentario lo demuestra.

Martín Murguía

Publicado: 2021-06-02
Pedro no es terrorista, pero tiene vínculos con terroristas. Keiko no es democrática, su gobierno parlamentario lo demuestra. “Si tengo dudas respecto al Sr. Castillo, de la Sra. Fujimori tengo certezas”, dijo Verónika Mendoza. Y es cierto. Si bien la participación de Keiko en el gobierno dictatorial de su padre se redujo a un simbolismo como primera dama, en el 2016 demostró que el apellido Fujimori le cae “como anillo al dedo”. Haciendo uso de su mayoría y desplegando autoritarismo, 73 congresistas se encargaron de despotricar a diestra y siniestra todo aquello que podía traer prosperidad al gobierno de Kuczynski y, por consiguiente, al Perú mismo. La razón: haber perdido la elección por unos cuantos votos. Cientos de veces se interpeló al entonces premier Fernando Zavala y su gabinete ministerial. El bochorno más resonante fue la forzosa renuncia del ex ministro de Educación, Jaime Saavedra, quien hoy lidera los temas educativos desde el Banco Mundial. Pero si nos adentramos a la obstrucción de leyes, como la que hoy advierte la alimentación saludable por medio de los octógonos, esta intentó violentarse a título de los agentes de poder, Romero y Gloria, fidedignos aportantes del partido fujimorista. Recordemos, también, la anulación de la ley que agravaba el trato a violadores y feminicidas, tan solo porque contenía el concepto “género” en su escrito. Y así, podríamos continuar. Ahora, si admitimos el actual hecho de que Fuerza Popular tiene topos desperdigados en múltiples poderes del Estado (supuestos poseedores de autonomía), mantiene respaldo de las FF. AA., los empresarios, la prensa y suma una concertación mayoritaria en el Congreso, me pregunto… si es que al darle además el Poder Ejecutivo, ¿no será ese un gobierno totalitario?, me vuelvo a preguntar… ¿es por ello que se sale a marchar con una pancarta que señala “democracia”? No confundamos democracia con modelo económico. En efecto, el planteamiento que propone Castillo (a través del ideario de Vladimir Cerrón) nos conducirá hacia un pandemonio del que nos costará recuperarnos unos 10 años (y eso, si no se añade un artículo de reelección para presidentes en la nueva Constitución). Pero es que tal situación parece escurrirse como arena en la palma. En primer lugar, Pedro aparenta estar desprendiéndose de tal ideología marxista-leninista-mariateguista, da la impresión de ni siquiera entender su significancia y, tan solo, haber caído sobre esta impulsado por la injusticia social que ahoga nuestro país. En segundo lugar, no cuenta con el grueso del Legislativo: ¿Asamblea Constituyente?, ¿nueva Constitución? todo eso tiene que pasar por el Congreso; si lo disuelve habrá nuevas elecciones congresales, y si opta por un golpe de Estado tendrá que servirse de las Fuerzas Armadas, las cuales muy difícilmente le harán caso, pues no es un militar como Chávez, un guerrillero como Castro, un autócrata como Fujimori, o un terrorista como Guzmán. Por último, a consecuencia de los impresentables que asistieron al debate técnico en nombre de Perú Libre, se ha predispuesto aún más la apertura y búsqueda de apoyo en especialistas de otros partidos menos radicales y con perspectivas más estudiadas; dato esperanzador es que desde Belaúnde (1980) hasta Humala (2011) los equipos técnicos que integraron el Gobierno no fueron los propuestos en primera instancia, sino que se hicieron alianzas con el fin de concertar un mandato viable y que satisfaga, en cierta medida, a la mayoría. Entonces, si acudimos a la balanza de la libra que haga lúcido nuestro voto, por el lado naranja debemos sopesar un capitalismo de materia prima, mercantilista, que funciona en el sector alto y medio, pero en la población menos favorecida ha demostrado ser carente al integrarlos a esta filosofía de generar riqueza a través del capital; en el lado rojo, se puede esperar un improvisado capitalismo de izquierda, salpicado por el “síndrome de Ollanta”, y que jalonea por lograr la inclusión social enmarcado entre un sistema que se avasalla ante los grupos de poder. Como sea, el próximo presidente del Perú será un subrepresentante, el 80 % no lo eligió y, es justamente ese 80 % quien deberá salir a las calles por si algo anda mal. Ya lo hemos hecho. Ya vencimos, una vez. Podemos vencer, dos veces.

Escrito por

Martín Murguía

Activista político


Publicado en

EL BIGOTE DE AUGUSTO

Columna de opinión sobre política.