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Agudización de las contradicciones

La acción de proponer a un gabinete ministerial bastante radical, sin experiencia y con un prontuario no menos que angustioso, podría interpretarse como la intención de ir al choque ante el Congreso y la sociedad civil, crear rencillas y confrontación –aún más– entre Poderes del Estado y la polarizada ciudadanía. Es decir, parece buscarse la “agudización de las contradicciones” y, con ella, tirarse abajo al sistema.

Martín Murguía

Publicado: 2021-08-04


En la teoría marxista existe un planteamiento denominado “agudización de las contradicciones”. Mediante él, se pretende instaurar entre las mentes de las gentes de una determinada sociedad el antagonismo que existe entre una clase social y otra, básicamente entre los explotadores y los explotados.

Dicha tesis ha podido ser reforzada ante el actual escenario al que nos ha arrojado la pandemia. Todo contraste y matiz entre las clases sociales ha sido diluido, pues si antes existían desigualdades, estas se han agravado sustancial y rápidamente en unos cuantos meses.

Muy bien aprovechado ha sido este hecho por el hoy presidente Pedro Castillo. El maestro, con un discurso propagado principalmente entre los que se encuentran en la parte más baja de la pirámide (los más golpeados durante esta crisis), sumado al hecho de tener en frente a uno de los rivales más fáciles de la contienda (tal vez el único al que le podría haber ganado en segunda vuelta), además, de todos los peruanos que depositaron su confianza en él cuando advirtieron su moderación en el discurso, lo ha llevado a hacerse acreedor de la banda presidencial.

Pero, ¿qué es lo que ha pasado en sus primeros días de gobierno? Parece no haber entendido que en democracia se gobierna para todos, no tan solo para aquellos que te votaron en primera vuelta.

La acción de proponer a un gabinete ministerial bastante radical, sin experiencia y con un prontuario no menos que angustioso, podría interpretarse como la intención de ir al choque ante el Congreso y la sociedad civil, crear rencillas y confrontación –aún más– entre Poderes del Estado y la polarizada ciudadanía. Es decir, parece buscarse la “agudización de las contradicciones” y, con ella, tirarse abajo al sistema.

Claramente, la intención estratégica supone el camino de que, con un par de negaciones de confianza del Gabinete por parte del Congreso, este pueda ser disuelto por potestad del presidente. Dado esto, en el transcurso de los seis meses que toma colocar a uno nuevo, se pretenda gobernar mediante decretos supremos, habiendo oportunidad de tergiversar el sistema y amoldarlo a su conveniencia.

Empero, el proceso hacia tal panorama parece trazarse largo, pues la mayoría parlamentaria que actualmente integra el Congreso y representa la centroderecha, ya ha manifestado su precaución de no “pisar el palito”. Lo que se avizora es que le otorgue la confianza a Guido Bellido y su Gabinete, mientras que, constantemente, opte por los mecanismos que le brinda la Constitución para generar control político, como la estación de preguntas, interpelaciones, censura de ministros, comisiones investigadoras, trabas o modificaciones de leyes. Si hay algo que aprendió del pasado Parlamento disuelto por Martín Vizcarra, es eso.

Lo cierto, es que Pedro Castillo ya puso la bola en la cancha, no para jugarse un partido amistoso –como se esperaba–, sino para ir a pelear de forma agresiva en cada jugada. Veremos, pues, cómo se para la defensa del otro equipo. Esto pasó de ser un encuentro en beneficio del Perú a ir a la toma de posesión por él.


Escrito por

Martín Murguía

Activista político


Publicado en

EL BIGOTE DE AUGUSTO

Columna de opinión sobre política.